La importancia de llamarse compras

13-11-2020

En 1895 Oscar Wilde publicaba la que sería su última comedia: “The Importance of Being Earnest”. Traducida al español como “La Importancia de Llamarse Ernesto”, pierde la gracia del título original ya que en inglés Earnest (serio) y Ernest son palabras homófonas (aunque en algunas traducciones se ha sustituido Ernesto por Franco, Severo o Frank), pero al final lo que no cambia ni se pierde es la hilaridad de un argumento repleto de enredos ni su vertiente más reflexiva sobre los amaneramientos e impostura de la sociedad conservadora.

Casi imposible de resumir en pocas palabras (o al menos, de hacerlo respetando la genialidad de la obra), “La Importancia de Llamarse Ernesto” trata sobre dos hombres, Jack y Algy, que adoptan la falta personalidad de Ernesto. El primero, trabaja como tutor para Cecily, hija de una adinerada familia. Esta situación le obliga a vivir en un mundo serio, estricto y extremadamente conservador. Pero cuando tiene ocasión, viaja a Londres bajo la falsa identidad de su hermano Ernesto, un hombre libre, disoluto y extravagante con el objetivo de seducir a la joven Gwendolen. Por otro lado, Algy (mejor amigo de Jack) también decide adoptar el personaje de Ernesto para poder casarse con Cecily, la protegida de Jack.

Se podría decir que ambos personajes adoptan la personalidad de Ernesto para huir de su vida rutinaria, creyendo que la ficción de Ernesto mejora su realidad. Obviamente todo se complicará (mucho) dando pie a situaciones muy cómicas y enrevesadas, pero no diré más porque si alguien lo ha leído la obra ni ha visto la más que decente película de 2002.

Pero, aunque me encante escribir de literatura, estamos aquí para hablar de Compras.

Aunque dedicarse a compras a veces pueda parecer una comedia (o drama) de enredos, lo que realmente me gustaría destacar de la obra de Wilde en contraposición con nuestra vida profesional, es la importancia del nombre Compras en la organización.

“Comprar” es un acto tan antiguo como el mundo. Desde el trueque hasta el pago electrónico y las criptomonedas. De hecho, si acudimos al diccionario de la RAE, la acepción más básica para compras es 1. tr. Obtener algo por un precio. Con esa idea en mente, podríamos decir que todo el mundo compra. Y por desgracia, esa idea se acaba trasladando a las empresas: todo el mundo compra o cree que sabe comprar. ¿Por qué? Porque al igual que la personalidad de Ernesto, la personalidad de Compras no es más que un espejismo para todos los stakeholders de esa interminable obra de teatro que es el día a día de una empresa.

Para evitar esta situación y cambiar la mentalidad de las organizaciones que todavía no apuestan por una profesionalización total del departamento de compras, lo más importante es predicar con el ejemplo. Ser conscientes de lo mucho que podemos aportar profesionalmente a las compañías, pero también asumir la responsabilidad y el esfuerzo que ello supone. Limitarnos a lo fácil (negociar precios, cerrar contratos, asegurar el suministro) es un error. Tenemos que aportar metodología avanzada, tenemos que saber definir bien qué proyectos tienen que pasar por compras y que cada uno de ellos sea una experiencia enriquecedora para nuestro cliente interno, tenemos que aportar innovación y transmitir a nuestro cliente interno soluciones alternativas a llamarse Ernesto = Comprar. Allí donde comprar suponga negociar precios, ¿podemos y sabemos aportar soluciones de valor? ¿Hemos explorado la coinnovación, un desarrollo de estrategias SRM, negociaciones agregativas, CatMan? ¿Hemos formado a nuestro cliente interno en Compras?

Tal vez si queremos que nos dejen de valorar por ser Ernesto deberíamos empezar a señalarnos a nosotros mismos y empezar a pensar de qué manera podemos demostrarles que ser Jack (o Algy) es mucho mejor que ser Ernesto. Si hacemos eso, podremos cambiar de nombre. Tal vez la clave sea esa: que compras deje de llamarse compras (ya que el lenguaje no está de nuestro lado) y empecemos a pensar en qué es lo que realmente aportamos y cuál debería ser nuestro nombre.

Del mismo modo que Finanzas no se llama “Pagos y Cobros”, RRHH no es “Nóminas y Finiquitos” o I+D “Ensayo / Error”, muchas empresas con departamentos de compra potentes están abandonando un término tan genérico como Compras por otros más acordes a la aportación real de la función.

En resumen:

  1. Formación y metodología
  2. Agregar valor al negocio más allá de “comprar”
  3. Hagámonos llamar según lo que realmente seamos y aportemos.

Artículo por Jairo RamosAlumni MIP de la promoción 2016-17.


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